Ese era su seudónimo. En realidad se llamaba Antonio Vergara y fue durante cuarenta años un crítico gastronómico muy respetado. El primero también al que un juez sentó en el banquillo.
Ocurrió a mediados de enero de 1980, a causa de un comentario suyo de un restaurante, que se había publicado en julio de 1977 en la revista Cartelera Turia. Una especie de guía del ocio valenciano. La reseña crítica estaba escrita con esa guasa feroz tan característica de la sección de opinión de la prensa española del último cuarto del siglo XX.
Entre las polémicas imágenes literarias, que el crítico gastronómico había incluido en su comentario sobre el menú de aquel local, trascendió una afirmando que «el salchichón se aproximaba, por su rigidez, a los famosos pergaminos del mar Rojo».
La parte querellante no le encontró la gracia a la metáfora y pidió para el acusado 200.000 pesetas de multa, más otros 5.000.000 de indemnización y seis años de destierro.
En solidaria defensa estilística con el irónico y solitario Sheriff Vergara —pues era un crítico que solía ir a comer solo con un sombrero al más puro estilo del lejano oeste— acudieron a testificar dos grandes escritores culinarios del momento: el cocinólogo Xavier Domingo (Redactor Chef de Diario 16) y Manuel Vázquez Montalbán, que había sido Premio Planeta justo un año antes, 1979, con el novelón Los Mares del Sur, de la serie Pepe Carvalho, el detective gastronómico que cocinaba entre crimen y crimen.
Antonio Vergara sería finalmente absuelto en la Audiencia Provincial de Valencia al no apreciar ninguno de los tres magistrados animus injuriandi sino animus criticandi. El Tribunal Supremo confirmó la sentencia.
Este hecho tuvo una gran repercusión informativa: RNE le dedicó un monográfico en el programa Comer, charlar y beber, de Eugenio Domingo y Gonzalo Sol; mientras que el rotativo francés Le Monde también se hizo eco del asunto, "por estrafalario".
Antonio Vergara había comenzado su andadura en el periodismo gastronómico en 1972. En los años 80 firmó semanalmente secciones culinarias en los periódicos Noticias al Día (Carpantúa y Gantagruel) y Levante-EMV (El Estofado de Proust). También en las revistas Sobremesa, Viandar y Bouquet; de 1983 a 1986 fue inspector de la Guía Gourmetour para Alicante y Castellón; y, de 1995 a 2009, de la Guía Lo Mejor de la Gastronomía.
En 2001 publicó con Levante-EMV el coleccionable Protagonistas de Nuestra Gastronomía. Los Mejores Fogones de la Comunidad Valenciana, un libro compuesto por 67 fascículos.
Autor muy interesado en la vertiente cultural del hecho culinario, su primer libro se tituló Comer en el País Valencià (1981). Le siguieron la Guía SEAT Panda. Comer en Carretera (1982), De tapas por Valencia (1996), La España dulce (1997), Guía de Restaurantes (2002), Anuario Gastronómico de la Comunidad Valenciana (en calidad de director junto a su alter ego, el arriba citado poeta gastronómico medieval Ibn Razin como su heterónimo adjunto a la dirección; más los diecinueve tomos de las Guías Gastronómicas de la Comunitat Valenciana. El pasado 7 de junio murió con las botas puestas. Descanse en paz.